¿CÓMO COMIENZA?

¿Cómo se va gestando una situación de acoso en la escuela?

Sin que nos demos cuenta el bullying se va gestando en los propios hogares donde crecen los niños y aboca sus resultados en la escuela, donde se dan situaciones que hacen que las conductas de mal trato entre iguales no solo se mantengan sino además se incrementen.

Los niños acosadores pueden estar viviendo en un hogar con un ambiente violento, donde la falta de respeto, la violencia verbal (tono despectivo, gritos o insultos) e incluso física sean algo cotidiano. La violencia engendra violencia. Un niño que reciba y recoja emociones negativas las llevará dentro de él hasta el momento en que las pueda descargar sobre alguien. Evidentemente, no lo hará en su casa, donde se siente débil y probablemente incluso pueda ser él quien sea la víctima, sino que buscará un lugar donde se sienta fuerte y seguro. Tampoco descargará esa rabia sobre alguien que le pueda hacer valer las consecuencias (chicos más mayores, fuertes o con apoyo social).
Buscarán una víctima pacifica e inofensiva, sin muchos amigos, asegurándose así de que sus actos no les traigan consecuencias.
A veces es el propio miedo a ser agredidos o a no ser respetados lo que les puede llevar a posicionarse como agresores.
La falta de límites claros dentro de la familia, donde el niño puede hacer lo que le dé la gana sin consecuencias, la ausencia de normas de convivencia que regulen su comportamiento y, sobre todo, la falta de atención, afecto y educación en valores hacen que crezca sin empatía (ponerse en el lugar del otro sabiendo cómo se siente), aprendiendo a ser egoista, a salirse siempre con la suya y creyendo que nunca le va a pasar nada.
Esta actitud se consolida en la escuela y la primera persona en reforzarla es la propia víctima.

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